Miserias Literarias

Desgranando el agusanado mundillo editorial

24 noviembre 2006

Este blog comienza a dar sus frutos

He recibido con satisfacción un interesante correo electrónico de un lector de este blog en el que me expone lo siguiente:

Según mis cálculos, con relación a lo expuesto en su blog y siguiendo sus números, la agenda de un escritor ya integrado en el mundillo me ha quedado algo así:

  • Colaboración en prensa: 1200 €/mes (calculo que para una dedicación de 8 horas/semana);

  • Talleres: 1200 €/mes (supongo que para una dedicación de unas 8 horas/semana, 6 de clases pero 2 de preparación y/o seguimiento de alumnos);

  • Conferencias (digamos 1 por mes, 8 horas de dedicación, 4 de atención a la jornada y 4 de preparación): 300 €/mes;

  • Jurado (digamos 3 por año y una lectura de unos 10 manuscritos por certamen, unas 40 horas en total, 120 horas/año);

  • Libro: digamos que unos ingresos de 18000 € en el mejor de los casos;

  • Atención a la correspondencia, reuniones con agentes o editoriales, etc… (supongo que entre 0 e infinitas horas semanales);

Esto supone unos ingresos brutos de 52200 €/año, 2850 € al mes, para una dedicación aproximada de unas 20 horas semanales a todas las actividades, sin contar la preparación del libro y el apartado de otros.

En el supuesto de que esto fuera realista, creo que podría ser interesante conocer los posibles pasos intermedios, es decir, cuando existe un camino mileurista que muchos estarían encantados de abordar.

Aparte de congratularme el hecho de comprobar que los lectores de este blog atienden, entienden y deducen con acierto a partir de lo que aquí se expone, no imagina este lector lo preciso que ha resultado en sus deducciones. Sin saberlo —o quizá sabiéndolo— acaba de llevar a cabo la radiografía de la nómina de cualquier escritor de cierto renombre de este país. Como podrán comprobar por los datos aportados, esas cifras están muy lejos de la imagen que muchos tienen del escritor que nada en la opulencia, poseedor de cuentas en Suiza y en las islas Caimán, dueño de yates y propiedades y cuyas palabras se cotizan a precio de oro. Dichos datos demuestran que hacerse rico —o tan siquiera vivir— únicamente de vender libros en este país es prácticamente una utopía pero también evidencian que uno sí puede vivir holgadamente de todo aquello accesorio y aledaño a la propia literatura.

Lo que sí es cierto es que, sin ser más allá de una nómina afortunada —y, no lo olvidemos, abonada por llevar a cabo un trabajo placentero y satisfactorio—, dicha cifra está muy por encima de la media de los ingresos de cualquier trabajador mileurista de este país. El lector que me remitió tan agudo correo se pregunta sobre la posible fórmula que permita recorrer el camino que lleva desde el mileurismo hasta la posición desahogada del trabajador de la pluma —en el mejor sentido del término—. Lamento ser portador de malas noticias y comunicar que dicha fórmula no existe. Es decir, existe el camino pero no el mapa que permite transitarlo. Las circunstancias son variadas y múltiples y las formas de recorrer ese camino, casi tantas como escritores que lo intentan. No hay una formula magistral, precisa y exacta, que nos conduzca a la alquimia de vivir de las letras. Depende muy mucho de las circunstancias y posibilidades personales de cada uno. Lo que si existe es una base sobre la que apoyarse, un concepto del que ya he hablado en otras entradas y sobre el que me gustaría volver a incidir.

Salvo muy contadas excepciones, no existe en pelotazo literario. Más bien, existir, existe, pero eso no es convertirse en escritor profesional. Eso es otra cosa. Convertirse en escritor profesional —que no vocacional, ese es otro concepto— es ser participe de una carrera de fondo, de una prueba de resistencia, que conlleva mucha dedicación, mucho tiempo y mucho esfuerzo y en la que se deben superar diversas etapas a distintos niveles. El quid de la cuestión, la madre del cordero, para superar esos niveles es lograr la notoriedad suficiente en el nivel actual para que la persona que debe abrirnos la puerta del siguiente nos preste esos cinco minutos de atención necesaria. Y a mayor sea el nivel alcanzado, mayores serán las prebendas conseguidas. Es tan sencillo —y a la vez tan complejo— como eso. ¿Las formas y maneras de adquirir esa notoriedad en el nivel en el que nos encontremos? Este blog ha venido hablando de ellas en prácticamente todas sus entradas desde que fue creado hace tres meses. Si aún no tienen una idea precisa de cómo llevarlo a cabo, les recomiendo que se lean de nuevo las entradas —y, atención, los jugosos comentarios asociados a éstas— desde el principio.

21 Comentarios

Anonymous Anónimo dijo...

Usted reduce al absurdo el concepto de ser escritor. Ser escritor es mucho más de lo que usted expone en estas páginas. ¿Dónde queda el placer de escribir, los sentimientos generados, el desarrollo de ese mundo interior, la sublimación de la experiencia?

No niego la verdad de lo que usted cuenta pero sí denuncio que es una verdad sesgada

24/11/06 11:55  
Blogger Prometeo dijo...

Estimado Anónimo:

En ningún momento he pretendido mostrar ninguna realidad sesgada. Por supuesto que ser escritor va mucho más de lo que yo indico en estas páginas, pero es que yo nunca he pretendido disertar acerca de la Literatura, del concepto de ser escritor ni del lirismo, la magia y el placer personal que produce el acto de crear una obra literaria. Nunca he puesto en tela de juicio que dichos conceptos sean muy loables e interesantes pero desde esta humilde tribuna nunca se ha tratado de engañar a nadie porque jamás me he dedicado a argumentar lo que conceptualmente supone la Literatura para cada uno de nosotros. Sólo he tratado de dar a conocer los aspectos más prosaicos e ignotos asociados a dicha actividad, es decir, su vertiente editorial.

Los razonamientos y los temas aquí expuestos siempre han partido de una premisa muy concreta: el que, como literato, se acerca a estas páginas, lo hace siendo escritor. Jamás he discutido su naturaleza al respecto. Para mí es una asunción primigenia, una condición indiscutible. El enfoque de estas entradas va destinado a aquél que tras razonar sobre su propia situación deduce que «bueno, ya soy escritor. Lo sé. Lo siento dentro. ¿Y ahora qué? ¿Qué me espera? ¿Qué debo conocer para luchar en igualdad de condiciones? Lirismos aparte, ¿cuál es el mundo real con el que me voy a encontrar ahí fuera?» Si aún existen –como parece ser su caso— lectores de este blog que no han sido capaces de advertir dicha perspectiva, les ofrezco mis disculpas. Quizá la culpa haya sido mía por no haberme sabido explicar con la suficiente y necesaria claridad.

Sin duda alguna, ser literato va mucho —muchísimo— más allá de los cuatro conceptos que yo expongo en estas páginas sin embargo, la realidad del escritor profesional se parece bastante a la que aquí se indica. Demasiado.

Un saludo,
Prometeo

24/11/06 12:34  
Blogger CAROLINA MENESES COLUMBIÉ dijo...

Sabe qué Prometeo, no se disculpe tanto en sus respuestas. Como todo escritor sabe, cada lector entiende de lo que lee lo que quiere entender o, lo que es más frecuente, lo que puede entender.
Lo que sí es muy cierto, dejando a un lado las cifras, que ésta es una carrera de fondo, exige tesón, ganas, una buena cuota de sacrificio y sobre todo bastante buen humor para no morir en el intento.

Lo saludo.

24/11/06 14:42  
Blogger Prometeo dijo...

Usted lo ha dicho, querida Lurdena. El humor que no falte nunca.

Un saludo,
Prometeo

24/11/06 17:11  
Blogger CARLOS YBARRA GARCES dijo...

Apreciado Prometeo,

No sé si he comprendido en verdad la motivación de su blog, con esta su última entrada.
Nos ofrece sabiduría para entender como funciona el agusanado mundillo editorial, y así entender el porqué de una sin respuesta o una respuesta negativa estándar de las editoriales, agentes y demás relevantes literarios; dándonos esperanza para seguir esa carrera de fondo, ¿y ahora nos enseña el final del túnel?
¿Su ámbito de público se centra en licenciados de carreras de letras, (cuya motivación es una salida profesional), o los demás mortales podemos seguir teniendo cabida?
Espero que sus consejos y comentarios me puedan seguir dando esperanza, no de sustento, sino de inspiración para seguir corriendo su bien figurada maratón.

Siempre agradecido,

Carlos Ybarra Garcés

24/11/06 19:58  
Blogger Prometeo dijo...

Estimado Carlos:

No he querido decir eso. Lo que he querido decir es que todo aquel que decide acercarse a este blog desde la perspectiva del literato —muy diferente a la del curioso o la del lector— para mí ya cuenta con la consideración de escritor. No necesita ni que yo le muestre cómo serlo ni necesita demostrárselo a nadie. Esa condición se asume –yo la asumo—. Por ese motivo, este blog no versa principalmente sobre cuestiones literarias sino sobre cuestiones editoriales, cuestiones en las que se trata de mostrar a alguien que ya se considera escritor, que YA es escritor, lo que va a encontrarse si decide dar el paso definitivo y convertirse en profesional de ese medio. O a tratar de hacerse un hueco entre el público lector que, al fin y al cabo, es prácticamente lo mismo. Y con ello no limito dichas muestras ni a licenciados, ni a orgullosos propietarios de masters, ni de talleres ni a ningún iniciado en ningún ámbito que crean poder acreditar su condición en base a dichos méritos. Trato de mostrar esa realidad a todos aquellos que, como literatos, como escritores que para mí ya son, quieran ver más allá de lo que conocen.

Un saludo,
Prometeo

25/11/06 00:18  
Anonymous Anónimo dijo...

Comentario a propósito del anónimo 1: Quiera usted o no, la visión que plantea de la Literatura, como una especie de deidad sagrada, denota un punto de inmadurez considerable. Es lo que yo opinaba con diecisiete años (ahora tengo veintinueve). Tratar a diferentes tipos de "artistas" (músicos, escritores, artistas plásticos, actores...) por mi trabajo en lo que llaman gestión cultural me ha hecho ver que esta gente son tan prosaicos como cualquiera, sólo que hacen cosas que al resto de los mortales nos hacen la vida más fácil si lo hacen bien. Pero no hay misterio, no es sublime, es pura técnica. Es una impostura más o menos sincera, con mejor o peor intención... pero un acto aprendido. Ese grado de sinceridad, de intención y de "humanidad" es lo que hace que unos artistas sean afines al receptor, por empatía... pero que anónimo no se lleve a engaño: no están en contacto con las Musas ni con dios... están en contacto consigo mismos, y con la realidad que su trabajo que lleva aparejada, que en lo literario consiste en los entresijos que nos ha expuesto Prometeo.
Sólo un escritor/artista/lo que sea entre miles escribe por necesidad vital, por rabia de vivir, porque si no revientan... suelen ser los mejores, pero suelen ser problemáticos socialmente y no entran en el engranaje que nos cuenta Prometeo... casi siempre acaban mal, aunque casi siempre terminan por ser fenómenos económicos, porque las aves de rapiña del mundo editorial, o del mundo que sea, los tienen bien controlados...
El resto, y supongo que Prometeo, por conocido que sea estará de acuerdo conmigo, son artesanos.
Se sorprendería usted, anonimo, de compartir una noche con un escritor: al segundo whisky desarma al literato, lo guarda en el baúl de los disfraces, y aparece el hombre, con sus frustraciones, con sus miserias, y sobre todo, absolutamente consciente de que lo único que le queda ante el comercio que hace de sí mismo en artículos, conferencias, cenas literarias, presentaciones de libros, pelotilleo mutuo, enfrentamientos teatrales etc. es tomarse a sí mismo en broma.
Suena descorazonador, pero yo lo prefiero así, saberlo, digo. Si leo una estupenda novela no pienso que esa persona es "superior" por sus dotes literarias... no: me ha hecho pasar un excelente rato gracias a la mezca de su talento y su capacidad de trabajo, pero lo valoro como humano tanto como a la carnicera que me corta estupendamente los filetes, para que aunque el género que he elegido no sea de primera, se pueda masticar bien. Ni más ni menos.

25/11/06 12:13  
Blogger Mabalot dijo...

Estimado Prometeo,
Este blog es una bendición y usted un bendito; primero, está escrito de forma exquisita, y segundo descubre desde dentro, porque parece claro que sabe por experiencia de lo que habla, el mundo editorial. Si este blog nos deleitase con los placeres que el ejercicio de la literatura produce en el alma de los que la practican es posible que lo leyese con igual devoción, pero al tratar el tema, objetivamente, de los pasos y zancadillas que ha de dar y sufrir un escritor en el mundo real (dónde los bistecs se cambian por papeles que emite el Banco de España)usted destapa una serie datos que, a los que no tratamos a escritores normalmente ni les preguntamos cómo se ganan las habas ni cuántas, resultan muy interesantes y aprovechables.
Siga así, deleitando y enseñando, que preguntas que usted pueda responder sobre el tema hay de sobra para que este blog dure cien años.
Ahí va una; ¿Tiene algo qué hacer en el mundillo literario alguien que no escriba novelas?
Es decir; ¿Es forzosa la novela? Casi todos o todos pasan por la novela. Veáse caso Trapiello, etc...
Jules Renard decía:"Mis amigos me esperan en la novela, como detrás de una esquina".

26/11/06 04:34  
Anonymous Anónimo dijo...

Existe una edad en la que se escribe con la sangre. Después la sangre se licua y se escribe para el flujo del dinero, que es el comer diario.
Pero...
Pero los hay que no crecen, que mantienen la corriente sanguínea en cada borrón de tinta, en cada incorrección lingüística o política o social o editorial.
A estos los vindico. No todo es comer.
¡Ánimo a los que aún creéis en los sueños que se hacen realidad!
(Aunque bien está ser aviados o prevenidos por los que han recorrido el camino).

26/11/06 08:07  
Anonymous Anónimo dijo...

Estimado Prometeo:

Me reconozco ferviente seguidor de su blog. Encuentro sumamente útiles todas sus entradas, pero al leer ésta última me doy cuenta de que hay un tema que quizá -corríjame si me equivoco- no haya tratado todavía.

Aquí habla, como ya lo hizo antes, de los ingresos de un autor, y de cómo éstos son en su mayor parte debidos a actividades relativas a la -por así decirlo- "periferia" de la literatura: talleres literarios, columnas en medios impresos, etc.

Al hilo de esto último, me gustaría preguntarle cuáles son en su opinión los pasos que debe dar un autor que comienza sus andanzas (cositas publicadas aquí y allá, algún premio literario, etc.) para llegar a esos medios. ¿Qué debe hacer, a quién debe conocer, por dónde debe moverse para conseguir esos otros "trabajos"? ¿Cuál sería el meritoriaje? ¿Columnas gratuitas en periódicos comarcales? ¿Tal vez en páginas web? ¿Quizá algún blog? ¿Le han ofrecido a usted, a la vista de este blog, un trabajo semejante?

Muchísimas gracias por su ayuda.

Atentamente,

Uno que lo lee.

27/11/06 11:24  
Blogger Prometeo dijo...

Estimado “Uno que me lee”:

Me permito el atrevimiento de corregirlo porque me temo que sí se equivoca. Verbigracia:

“[…]El lector que me remitió tan agudo correo se pregunta sobre la posible fórmula que permita recorrer el camino que lleva desde el mileurismo hasta la posición desahogada del trabajador de la pluma —en el mejor sentido del término—. Lamento ser portador de malas noticias y comunicar que dicha fórmula no existe. Es decir, existe el camino pero no el mapa que permite transitarlo. […] ¿Las formas y maneras de adquirir esa notoriedad en el nivel en el que nos encontremos? Este blog ha venido hablando de ellas en prácticamente todas sus entradas desde que fue creado hace tres meses. Si aún no tienen una idea precisa de cómo llevarlo a cabo, les recomiendo que se lean de nuevo las entradas —y, atención, los jugosos comentarios asociados a éstas— desde el principio.[…]”

A modo de ejemplo de lo reseñado en negrita (el segundo párrafo):

“[…]Por ejemplo, ceder textos de forma gratuita para ser editados en fanzines, antologías y revistas es un camino mucho más digno si lo que uno pretende es dar a conocer su nombre[…]” — 21 agosto 2006, Autoedición

“[…]Un truco: es más que conveniente que la primera página del manuscrito enviado contenga una sinopsis —sinopsis breve, algo más de lo que podemos encontrar en la contraportada de cualquier libro editado pero no mucho más. Tres o cuatro párrafos serían suficientes— con la trama argumental de la novela. Además de dotar al manuscrito de un aspecto más profesional, ayuda al editor en su labor y le predispone a nuestro favor. Otra cuestión muy diferente es que el texto le termine convenciendo[…]” — 26 agosto 2006, Consultorio literario

“[…]Por supuesto que las presentaciones públicas sirven pero nunca por sí solas. Deben acompañarse de campañas paralelas que las potencien, por ejemplo, que la presentación sea recogida y dada a conocer por los medios. De nada sirve que usted presente su libro en el Círculo de Bellas Artes de Madrid si no se entera ni el Tato del hecho. Otra cuestión sería que, por ejemplo, Qué Leer o Babelia reseñasen el evento tanto antes como después del acto. Pero ese juego es mucho más amplio y profundo de lo que parece. Trataré de explicar parte de él en posteriores entradas.[…]” — 26 agosto 2006, Consultorio literario

“[…]La segunda [motivación por la que alguien se presenta a un certamen literario], porque aún a sabiendas de que la entidad de dicho certamen no les va a entregar la fama y la gloria deseada, los literatos piensan —pensamos— que no hay nada malo en «hacer currículum» y que el día que presentemos nuestros textos a una editorial, ese currículum contará a su favor —lo cual es una verdad a medias. Un currículum modesto no suele influir demasiado en una decisión editorial y siempre dependerá de quién y cómo, de quién te introduzca en la editorial y de que el orgulloso dueño de ese currículum no sea un émulo de Terrín Benavides—.[…]” — 31 agosto 2006, Los certámenes literarios (I)

“[…]¿Es interesante para un autor novel el tratar de concertar los servicios de una agencia literaria? […] a un autor novel le conviene huir de las agencias literarias de gran calado. Suena a despropósito pero no lo es tanto y el planteamiento es evidente […]La táctica de aproximación a una agencia literaria es idéntica a la de una editorial. Se prepara un manuscrito, una carta de presentación, se envía todo y se espera respuesta. […]” — o6 septiembre 2006, Las agencias literarias

“[…]Un buen consejo para un autor novel es que, además de escribir continuamente, trate de buscar relaciones en los círculos literarios de su ciudad. Que trate de conocer a otros autores, que asista a tertulias literarias, que acuda a presentaciones, que haga conocidos y amigos en ese contexto y, sobre todo, que le eche mucha cara al asunto —sin llegar al extremo de ser metepatas o parecer demasiado vehemente—. No es garantía de nada pero sorprendería conocer lo que muchas veces surge y se fragua en esos encuentros.[…]” — 09 septiembre 2006, El proceso de publicar (comentario n. 2)

“[…]Como indiqué ayer, en el ámbito editorial es más que deseable contar con algún tipo de padrinazgo. Cuando me refiero a avales o enchufes no estoy hablando de que se acueste usted con el editor o que tenga la fortuna de ser prima hermana de Jesús de Polanco, estoy hablando de algún tipo de contacto introducido en el medio que le permitirá la concesión de esos cinco minutos de atención necesarios para que, sin garantizar su publicación, al menos alguien evalúe las posibilidades de su obra. Si no conoce a nadie o conoce a poca gente, una buena alternativa es que pruebe usted a tantear las agencias literarias.[…]” — 09 septiembre 2006, El proceso de publicar (comentario n. 4)

“[…] Al final todo se reduce en hacer los meritos necesarios e incluirlos en tu currículum para que el siguiente en el escalafón se digne a prestarte la atención necesaria. Y tener fortuna. Por desgracia, no vale sólo con el esfuerzo personal. El factor suerte también es decisivo.[…]” — 24 septiembre 2006, Consultorio literario (III)

“[…]La promoción eficaz y eficiente no dispone de ninguna fórmula precisa ni alquímica. De ser así, todas las editoriales no dudarían en emplearla y todas sus ediciones serían un éxito. Y nos consta a todos que no es así. A grosso modo y sin detenerme en los detalles, mi consejo que es que se mueva usted mucho. Muchísimo. Todo lo que pueda. Y un poco más. Incluso en los ámbitos más inimaginables —círculos literarios, prensa local, concejalía de cultura de la población donde habite, el amigo de un amigo que trabaja en Localia televisión, etc— […]” — 24 septiembre 2006, Consultorio literario (III) (Comentario N. 4)

Todo ello sin contar que existe una entrada de sugerente y revelador título denominada “La promoción de la propia obra” que, en sí misma, es particularmente reveladora.

-oOo-

No pretendo ser descortés, amigo lector. Lo único que deseo comentarle —a usted y hacerlo extensivo al resto de lectores. Le ha tocado a usted porque su comentario me ha servido en bandeja la perfecta entradilla— es que me parece poco apropiado el tener que repetir de forma continua, una y otra vez, lo mismos contenidos a lo largo de todos y cada uno de los comentarios y las entradas de este blog. Me da la triste sensación de estar predicando en el desierto. Recibo a diario decenas de correos electrónicos a la dirección indicada en la parte izquierda de este blog preguntando, cuestionando, interesándose por materias que ya han sido sobradamente comentadas en estas páginas. Tan solo pido un poco de voluntad y esfuerzo, solicitando que, antes de optar por la solución cómoda de plantear una cuestión sin detenerse a averiguar si ya ha sido contestada en este blog, se bucee un poco por entre los contenidos. Que, por existir, hasta existe un buscador de contenidos —por cortesía de Blogger— en la parte superior de la página.

Gracias a todos por su atención. Y por su comprensión.

Un saludo,
Prometeo

27/11/06 13:21  
Blogger Prometeo dijo...

Estimada Ripley:

Asumo y suscribo sus palabras como si fuesen mías. No tenía -ni tengo- intención hablar en este blog sobre las miserias del escritor -que son muchas y muy variadas-. Tan sólo tenía pensado aludir en esta humilde tribuna a las que refiere el título del blog, las literarias y las editoriales pero, aunque pertenezca a otro ámbito, su radiografía de la situación, por cruda y extrema que aparente, es de una precisión que pasma. Y asusta.

Un saludo,
Prometeo

27/11/06 13:33  
Anonymous Anónimo dijo...

Pues tiene usted toda la razón. Le ruego me disculpe. Me pongo ya mismo a copiar quinientas veces "en lo sucesivo me abstendré de hacer preguntas sin antes asegurarme de que no han sido previamente contestadas" :D

Atentamente,

Uno que lo lee

27/11/06 14:10  
Blogger Prometeo dijo...

Estimado Mabalot:

Por desgracia, poco. Hoy en día, aquel que no escriba novela tiene poco que hacer en el mundillo editorial. Si nos remitimos a la pura ley de la oferta y la demanda, la novela es el género más solicitado por el lector. Tanto el cuento —ese género menospreciado injustamente— como la poesía, como el ensayo son lecturas minoritarias desde el punto de vista de las cifras de ventas y, sin olvidar la premisa de que las editoriales son, al fin y al cabo, empresas, lo que no rinde, no se potencia. Por supuesto que hay editoriales que suponen una excepción —Páginas de espuma, Visor, etc— y que centran su actividad en esos géneros, potenciando esa vertiente residual, canalizándola y convirtiéndola en su principal línea de gestión. «Muchos pocos hacen un mucho», dicen, pero ese tipo de iniciativas, si a cifras nos remitimos, siguen siendo minoritarias. Permítame recomendarle la lectura de un artículo titulado “Los niños jamás piden novelas” de Iban Zaldúa. No creo que sea muy difícil de encontrar en Internet y habla de forma precisa —y ciertamente jocosa— sobre este fenómeno.

Otra cuestión diferente es que, una vez «clavada una pica en Flandes», es decir, habiendo triunfado en el género de la novela, se tenga el suficiente nombre y presencia en el mercado para explotar otras vertientes. ¿Cuánto autores lo hacen? Cientos. Todos. Pero eso es otra cuestión. Primero han tenido que demostrar “sus poderes” en el género mayoritario —que no mayor— por naturaleza, la novela.

Un saludo,
Prometeo.

27/11/06 15:10  
Blogger Prometeo dijo...

Estimado "Uno que me lee"

Le agradezco sinceramente que haya acogido mi respuesta sin acritud porque le doy mi palabra de que no había un ápice en ella.

Respecto a lo de copiar la frase de marras quinientas veces, queda usted indultado y absuelto. Baste con que, si nos encontramos algún día, me obsequie usted con unas cervezas. Y unas olivas, a ser posible.

Un saludo,
Prometeo

27/11/06 15:23  
Anonymous Anónimo dijo...

Le agradezco el indulto y para que se sienta aún más satisfecho del resultado de su blog, me permito anunciarle que anoche mismo, gracias a las delicias de Photoshop, me he confeccionado unas tarjetas de visita muy resultonas siguiendo sus consejos. Quién sabe, ¡tal vez llegue a sus manos algún día una de ellas! (Estas cosas ruedan y ruedan y ruedan y uno nunca sabe dónde van a ir a parar).

En cuanto a lo de las cañitas y las olivas, dése por invitado. El problema será, por supuesto, mantener el anonimato por ambas partes. Pero no hay nada que dos agujeros en un pañuelo negro no puedan solucionar.

El uso del antifaz, esa tradición a recuperar.

Un abrazo,
Uno que lo lee.

28/11/06 09:40  
Blogger CAROLINA MENESES COLUMBIÉ dijo...

No se fíen mucho del anonimato en internet. Tal cosa no existe en la red, a menos que utilicen los computadores de otros, que seguramente serán conocidos de ustedes y a través de los cuales será fácil descubrir al que se esconde tras el antifaz. Pero bueno, la ilusión del anonimato es siempre válida.
Un saludo para el "uno que lo lee" y para usted también.

28/11/06 13:12  
Blogger Juan Carlos Márquez dijo...

No son objeto de este blog, entiendo, el proceso creativo de la escritura ni el yomemiconmigo intelectual de los escritores, y por tanto me parecen desafortunados algunos comentarios aquí vertidos. Este, a mi entender, es un blog de alertas varias y consejos prácticos (un abre los ojos de una vez, chaval) y, desde ese prisma, cumple su cometido a la perfección. Un escritor corriente se lleva aproximadamente un diez por ciento de cada libro vendido. Es decir, entre uno y dos euros (ahora, hagan cuentas). Es evidente que nadie puede vivir con ese dinero, a no ser que uno haya escrito 'El guardián entre el centeno', del que solo en EE UU se venden 250.000 ejemplares cada año. Pero creo que se nos ha adelantado un tal Salinger. Cachis. El caso es que vivir de los complementos de la escritura (columnas, cursos, conferencias y jurados)debe considerarse ya un éxito morrocotudo, pues todas estas actividades dejan más tiempo libre para escribir que un empleo tradicional de ocho horas. Yo lo veo así: los escritores somos unos curritos e intentamos optimizar nuestro tiempo. Es lo que hay, salvo loterías extrañas.

4/12/06 13:37  
Anonymous Anónimo dijo...

Sí hay escritores mileuristas, que ganan aproximadamente unos 500 euros al mes si han tenido suerte ese año, y tienen que completar con clases particulares, atención al cliente los fines de semana, o con hostelería.

Pero hay quien pasa ampliamente esos 52.000 euros anuales

14/12/06 00:49  
Anonymous Anónimo dijo...

Estimado J.C.Marquez,
hace tiempo que no entraba al blog, y con cierta decepción veo que Prometeo no ha tenido tiempo de publicar ningún post nuevo. En cualquier caso en esta visita del aburrido día de Navidad he tenido la satisfacción de ver que mi retrato de las miseras del literato le ha parecido fuera del lugar, razón de más para pensar que tengo razón, como Prometeo me la daba.

Nadie niega no obstante que los escritores sois unos trabajadores natos... pero también que tenéis muy poco sentido del pudor, sobre todo los que entráis en el establishment. Y no sólo eso, sino que sistematizáis la actitud del "escritor-al-día-de-todo-lo-que-se-escribe", por la cual, no sólo tenéis que escribir, escribir artículos, opinar, sino asistir a festines literarios, tratar de que la mafias locales te admitan,paso previo a que te admitan las que salen en El País, luchar por que el editor te sea fiel, y lo más agotador, estar al tanto de lo que escriben otros, y de lo que los críticos escriben sobre ellos... Agotador. Nadie dice que no trabajeis, sino que pedéis una energía inmensa en cosas que no son literatura.

A usted le parecerá fuera de lugar, pero si alguno de los asiduos de este blog que tiene aspiraciones literarias, consigue abrirse camino, tendrá que, o bien, perder el orgullo para meterse en este circo de vanidades, o bien su ambición es tan desmedida que no se dará cuenta de que se pierde por el camino como ser humano, -al margen de que sus libros sean buenos-.

Es como si usted pretendiera que hoy en día un actor o actriz tratase de hacer una película sin tener que hacer promoción... esos tiempos han pasado, Márquez.

Respecto a Prometeo, quería decirle que a pesar de que vaya a la carnicería a por filetes, soy hombre. Lo digo a propósito de su Estimada Ripley. Fue un malentendido que me divirtió mucho cuando lo leí.

25/12/06 18:56  
Blogger Juan Carlos Márquez dijo...

Estimado Ripley, yo no me refería a su comentario sino al de un usuario anónimo dirigido a Prometeo, que copio a continuación:

Usted reduce al absurdo el concepto de ser escritor. Ser escritor es mucho más de lo que usted expone en estas páginas. ¿Dónde queda el placer de escribir, los sentimientos generados, el desarrollo de ese mundo interior, la sublimación de la experiencia?

A mí (a J. C. Márquez)no me parece 'absurdo' comer cada día, porque además de un escritor soy un hombre, y a mi estómago me debo (pero yo hablé de conferencias, cursos y columnas como complementos salariales; no de putear, con perdón, a otros escritores ni de medrar a cualquier precio, ojo). Si me dieran a elegir, preferiría vivir del aire y suspenderme en él como un vilano, igual que el protagonista de un cuento de Ángel Zapata, pero hoy por hoy eso no es posible. No defiendo el sistema actual ni mucho menos (de hecho, lo detesto), me limito a constatar lo que decía Prometeo.

3/1/07 12:04  

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