Miserias Literarias

Desgranando el agusanado mundillo editorial

06 septiembre 2006

Las agencias literarias

Tal y como comenté en una entrada anterior, las principales vías a las que puede recurrir un escritor novel para tratar de publicar son básicamente tres: una editorial que apueste por su trabajo, una agencia literaria que haga lo mismo o la participación en certámenes literarios. Hoy es el turno de las agencias literarias.

De entrada y por norma general, se suele albergar un concepto equivocado de la labor que desempeña una agencia literaria. Se tiende a pensar que una agencia literaria es una especie de empresa publicitaria dedicada a la promoción pura y dura de los autores que representa. Y no es que ésta definición sea errónea, al menos en su totalidad, pero sí puede considerarse una definición desvirtuada. Una agencia literaria, en su síntesis, no es más que una empresa cuyo principal patrimonio consiste en la cantidad y la calidad de los contactos que es capaz de mantener a nivel editorial. Dicho patrimonio le permite negociar, a un nivel al que un autor no suele tener acceso dentro del sustrato jerárquico de una editorial, la publicación de un manuscrito. A cambio de dicha gestión, la agencia le cobra al autor un porcentaje —que suele rondar en torno al quince por ciento— sobre los beneficios obtenidos en caso de que dicha negociación fructifique. Como definición formal y a grandes rasgos, en eso consistiría el trabajo de una agencia literaria.

Se tiende a considerar a las agencias literarias como un mal endémico dentro del ámbito editorial. Sin estar completamente en desacuerdo, yo indicaría que son un mal necesario. Necesario para el autor, porque recibe un apoyo que de otra manera es muy complicado alcanzar. Necesario para el editor, porque el recibir los manuscritos a través de una agencia le garantiza que dicho texto ya ha pasado por un mínimo filtro de calidad —obviamente, una agencia, por cuestiones de rentabilidad, jamás tratará de negociar la publicación de textos de ínfima calidad—, condición que le servirá de ayuda en su tarea de evaluar un texto.

El acceso a los servicios de una agencia literaria por parte de un autor novel siempre suele ser más factible que el acceso a una editorial en idénticas condiciones por una razón muy básica: las agencias viven de su cartera de autores. Si no tienen autores, no pueden promocionarlos; si no los promociona, éstos no cobran y si los autores no cobran, las agencias tampoco. Por ese motivo las agencias suelen ser más receptivas que las editoriales de cara a evaluar manuscritos de autores. Siempre andan a la caza de potenciales clientes que les reviertan pingües beneficios —no dejemos de olvidar nunca que las agencias, como las editoriales, son empresas y muchas de sus miras parten de esa premisa— y esa circunstancia nos puede facilitar el acceso a las mismas. Lo cual no quiere decir que sea fácil ser representado por una de ellas —de eso dependerá la calidad y, sobre todo, la comerciabilidad del texto entregado a evaluación. Son famosas las palabras de aquel agente literario que, en una ocasión, harto ya de los textos que un autor le entregaba con ánimo de ser publicados, le espetó: «No me des literatura. Dame algo que pueda vender»— sino que éstas son más accesibles.

¿Es interesante para un autor novel el tratar de concertar los servicios de una agencia literaria? Depende cuál y, sobre todo, cómo. Obviamente, cuanto mayor sea el rango de promoción de un autor y su obra, mayores serán las posibilidades de publicar por lo que el acercamiento a una agencia literaria no es ningún dislate pero, para un autor novel, la cuestión no es tan sencilla y tiene su truco. Aunque parezca un contrasentido, a un autor novel le conviene huir de las agencias literarias de gran calado. Suena a despropósito pero no lo es tanto y el planteamiento es evidente. A una agencia literaria le cuesta un trabajo y un dinero mínimos el concertar cuantos más representados mejor. Si los autores obtienen beneficios, ella los obtiene pero si no los obtienen, ella no pierde nada. O muy poco. El quid de la cuestión es que las agencias literarias tienden a adolecer de un problema común a todas las empresas: su tiempo es dinero y sus recursos tienen, como todo, un límite. Si tú resultas ser el representado de menor entidad de una agencia que tiene en su cartera cuatro o cinco estrellas, las posibilidades de que inviertan su tiempo y su esfuerzo en promocionarte a ti son realmente escasas. Las agencias importantes pueden captarte y aceptar representarte pero eso no garantiza que se preocupen como corresponde por un autor novel puesto que tienen sus ingresos cubiertos gestionando y promocionando a autores de mayor factura. Ellas lo negaran siempre pero les aseguro que funciona así. Conozco a gente que recibió la oferta de ser representados por las agencias de C.B. o A.K. —auténticas popes del mundillo—, que vieron el cielo abierto al entender que si alguien como ellos se había fijado en su obra ya estaba todo hecho pero que, a los dos años, enormemente desilusionados, tuvieron que optar por rescindir su contrato con dichas agencias porque no habían realizado la más mínima gestión para promocionar su obra. Ninguna. Cero. Y además perdieron dos preciosos años. Por ese motivo es más adecuado que, en caso de querer solicitar los servicios de una agencia, dirijan sus pasos hacia una agencia de importancia media o bien a una agencia recién instaurada. Los contactos de éstas no tiene porque ser menores ni de menor entidad —por ejemplo, A.G.A. es una agente literaria de escasa relevancia pública que maneja una cartera muy seleccionada, con muy pocos autores y que, en un pasado reciente, fue directora editorial de dos de las editoriales más importantes de este país. Pueden imaginar sus contactos— y las posibilidades de que defiendan tus intereses de una forma más cercana siempre serán mayores.

La táctica de aproximación a una agencia literaria es idéntica a la de una editorial. Se prepara un manuscrito, una carta de presentación, se envía todo y se espera respuesta. La diferencia es que, en principio, las agencias tratan con algo más de cortesía a sus potenciales clientes y, bien sea positiva o negativa, casi todas remiten siempre una respuesta rápida —en torno a un mes— a la solicitud. Algunas de ellas solicitan una cantidad —a menudo, simbólica— por evaluar el manuscrito. No vean en ello una intención de lucro insano. Me consta que la cantidad de textos que llegan a una agencia es ingente, casi tantos como a una editorial, y los recursos de las agencias son limitados por lo que tienden a establecer un filtro para que alguien que esa mañana se encontraba en el cuarto de baño y se le ha ocurrido un soneto, como no le cuesta nada, lo envíe a una agencia por la cara «a ver que pasa». Que de esos hay muchos, se lo aseguro. Con ese mínimo cobro —que puede oscilar entre los 30 y los 50 euros—, se aseguran de recibir textos de gente realmente interesada en ser evaluados y, además, muchas de estas agencias entregan a cambio de ese importe un completo informe de lectura del manuscrito aún en el caso de no estar interesados en su representación.

Una vez que la agencia decide representarnos, llega la firma del contrato de representación. Lo más habitual y deseable es que la representación se ciña a una obra en concreto. O a varias, pero siempre especificando los límites de forma concreta. Hay agencias que ofrecen representación completa para todo lo escrito durante un tiempo determinado. Tres o cinco años generalmente. Yo desaconsejo la firma de ese tipo de contratos por el riesgo que conlleva de ver tu obra bloqueada ante algún conflicto que pueda surgir entre el autor y su agencia. También hay agencias que solicitan la representación de las obras en exclusiva y otras no. También es potestad de cada cual el decidir lo que está dispuesto a entregar pero las exclusividades nunca resultaron buenas. El mejor contrato tipo que se puede y se debe firmar con una agencia es aquel en el que se negocia la representación de una obra concreta —o varias—, durante un tiempo determinado y sin exclusividad. La no exclusividad debe ser bien entendida. En ello no debe verse la posibilidad de entregar tu manuscrito a cinco agencias sino la de que, en caso de que, por azares del destino, tu consigas ser el promotor de la publicación de tu obra, la agencia no tenga porque embolsarse ninguna cantidad a costa del resultado de tu propio esfuerzo.

13 Comentarios

Anonymous Anónimo dijo...

Es increible lo que uno aprende con este blog, hay cosas que de "este" lado del mundillo literario con la perspectiva novel uno nunca se imaginaría... Gracias por el punto de vista.

7/9/06 03:33  
Anonymous Anónimo dijo...

Lo mismo digo. No te puedes hacer ni la más mínima idea de lo revelador que está siendo este blog y, por consiguiente, tu labor. Muchas gracias y sigue así, por favor, que escasean esta clase de iniciativas movidas por ningún interés.

7/9/06 11:13  
Anonymous Anónimo dijo...

Una vez, leí en un artículo que en USA las estrellas no eran los autores, sino los agentes y que las editoriales se guiaban por la fama o el prestigio del agente para apostar por cualquier valor. Yo aquí en España no sabía ni que existían hasta hace poco. Y tampoco el tanto por ciento de la comisión, que con Reverte no veas lo que ganará.
Un escritor consagrado como él ¿necesita agente?

7/9/06 18:16  
Blogger Prometeo dijo...

Estimada niña:

Lo que comenta de los agentes norteamericanos -sobre todo en el ámbito cinematorgráfico- es completamente cierto. Su poder es inmenso. La labor de los agentes -en su concepto primigenio- es, en realidad, una labor digna de ser apreciada pero el problema es que los agentes, día a día, van ocupando y copando un terreno que no les pertenece. Y de ahí surgen la mayor parte de los conflictos.

Pérez-Reverte es un autor muy peculiar. No creo que sus circunstancias puedan exponerse a modo de ejemplo cuando se elucubra de forma genérica sobre el ámbito editorial y literario. Es una rara avis. En muchos aspectos. Y sus circunstancias no son aplicables al contexto general. En cualquier caso y tratando de responder a su pregunta, la respuesta obvia es no. A estas alturas del partido, Pérez-Reverte no tiene ninguna necesidad de que un agente lo represente. Otra cuestión es que le resulte muy cómodo mantener sus servicios de cara a tratar determinados aspectos que, desde la perspectiva de su agente, le sean menos engorrosos de gestionar.

Un saludo,
Prometeo

7/9/06 20:26  
Anonymous Anónimo dijo...

Cada vez que entro a este blog me entero de asuntos más interesantes. Muchas gracias por tan loable tarea. ¿Cómo podría saber cuáles son las agencias "menos" importantes pero que pudieran apostar por una novata? ¿Existe alguna lista? ¿Podría usted indicarme alguna agencia recién instalada?
Muchas gracias,
Estela

30/10/06 23:56  
Blogger Prometeo dijo...

Estimada Estela:

No hay ninguna formula más allá de investigar un poco y hablar con unos y con otros contrastando experiencias. No hay listas precisas ni infalibles. Sin embargo, a lo largo de los comentarios de varias entradas de este blog se han mencionado y sugerido algunos nombres. Le recomiendo que los eche un vistazo. Pueden serle de utilidad.

Un saludo,
Prometeo

31/10/06 12:40  
Anonymous Anónimo dijo...

Estimado Prometeo, perdone que insista. He visto, sí, algunas iniciales de agencias literarias como C.B. (Carmen Balcells) podría ser, pero he buscado A.G.A. y no aparece por ningún lado. Estoy por terminar una obra que para mí es muy importante. Me tomó seis meses escribirla y tres años corregirla. ¿Increíble, no? Pero creo que ahora está casi a punto. Cuando la presenté a Alfaguara hace tres años me dijeron que era muy interesante y comercial y que la recomendaba para su publicación, pero... siempre hay uno, debía profundizar más en algunos aspectos y otra serie de cosas que creo haber hecho ya.
No sé si las editoriales suelen hacer lo mismo con todos los manuscritos que rechazan. En aquél momento les creí. Inclusive la directora de publicaciones me entregó la carta del evaluador para que pudiera tomar en cuenta los puntos que debía focalizar mejor. ¿Debo volver a presentarles la novela? ha pasado mucho tiempo, y ahora hay otro director. Prometeo, usted en mi lugar ¿qué haría? Después de leer tantas malas experiencias he perdido la seeguridad del principiante. Aquella fue la primera y única editorial a la que presenté mi obra.
Atentamente,
Estela

31/10/06 16:07  
Blogger Prometeo dijo...

Estimada Estela:

Nada que perdonar. Puede encontrar más información entre los comentarios de la siguiente entrada donde se debate con nombres concretos sobre algunas agencias literarias recomendables: Bruna, Angeles Martín, ACER... No trato de ser descortés. Tan sólo que no veo conveniente diseminar y repetir la misma información a lo largo de varias entradas diferentes.

Lo que me comenta de Alfaguara me resulta un buen augurio. Por norma general, las editoriales no suelen mostrar las informes de lectura a las personas que les hacen llegar sus originales. Si lo hicieron, el gesto resulta alentador. Aunque como usted dice, ha pasado tiempo y la gente en las editoriales va y viene. Quizá los que evaluen ahora su obra tengan distinto criterio a los que lo hicieron hace tres años. Para bien o para mal. No veo descabellado en absoluto el que les envíe de nuevo el texto con una carta de presentación en la que incluso les recuerde la circunstancia citada.

Un saludo,
Prometeo

31/10/06 18:07  
Anonymous Anónimo dijo...

Muchas gracias, Prometeo. Encontré la información en la entrada que usted me dio. Una pregunta más: Apartando a Alfaguara a quien volveré a presentar mi novela con una carta donde mencione lo anterior, ¿qué otras editoriales me aconseja usted que se puedan interesar en un tema que trata de las experiencias de un exprisionero de Auschwitz? Claro, la diferencia es que éste no es judío, además, no sólo se remite a esa parte de su vida, 25 años después se ve envuelto en un ardit económico-nazista, por decirlo de alguna manera que lo convierte en un hombre muy poderoso, y es acosado por el Mossad. Es a grandes rasgos de lo que se trata la novela. Es una historia basada en hechos reales. El protagonista aún vive.
Espero sus consejos con la generosidad que lo caracteriza, Prometeo,
y otra vez, muchas gracias.
Estela

31/10/06 18:27  
Blogger Prometeo dijo...

Estimada Estela:

La cuestión no es tan sencilla como la plantea. Si fuese tan fácil elegir con éxito una editorial basándose exclusivamente en la trama argumental de un texto, mi labor aquí estaría de más. Los criterios empleados por una editorial para publicar un texto son inescrutables, como los caminos del Señor. Y por otro lado, la mayor parte de las editoriales son polivalentes y diversifican sus colecciones con el ánimo de atraer a la mayor cantidad de lectores haciendo incursiones en casi cualquier género. Hoy en día, casi todas publican thrillers —género al que deduzco pertenece su novela—: Planeta, Roca, Destino... Las posibilidades son infinitas.

Si dejamos a un lado el aspecto argumental de su texto y nos centramos en sus circunstancias —escritora novel— puedo aconsejarla —sin garantías ninguna, vaya por delante la aclaración— que pruebe usted suerte con la editorial Nowtilus. Últimamente está apostando bastante fuerte por thrillers de carácter histórico y si el texto es bueno, obvian la circunstancia de que el autor sea poco conocido. Le advierto que son bastante duros en la negociación de sus contratos y ofrecen condiciones bastante leoninas —cesión de derechos, porcentaje del autor, etc— pero, por contra, funcionan razonablemente bien. Disponen de un buen canal de distribución y, por lo que tengo entendido, suelen cumplir con bastante rigurosidad lo acordado en sus contratos, incluyendo las liquidaciones a los autores.

Un saludo,
Prometeo

1/11/06 01:11  
Anonymous Anónimo dijo...

Prometeo, es usted una valiosísima fuente de información. Muchas gracias por sus consejos. Jamás me hubiese enterado que existía una editorial de nombre Nowtilus.
Lo seguiré leyendo con atención,
Saludos cordiales,
Estela.

1/11/06 19:29  
Blogger guderian2 dijo...

Una agencia literaria a la que envié una obra me ha respondido que les parece muy interesante y que se harán cargo de su promoción... por la modica cantidad de 350 euros. Por lo que veo en este blog, esa no acostumbra a ser la forma habitual de operar de una agencia literaria. Es aconsejable que no acepte, ¿Verdad?

21/11/06 21:22  
Blogger Prometeo dijo...

Estimado Guderian2:

Obviamente, no. La fórmula, tal y cómo usted la plantea, no es seria. Una cosa es que una agencia le cobre un precio simbólico —por los motivos que indico en esta entrada— por evaluar su manuscrito y otra muy diferente es que, una vez evaluado éste y resultándoles interesante, le cobren por representarle. El beneficio de una agencia literaria debe generarse a partir del potencial de los autores que representa y una agencia debe ser la primera en creer a pies juntillas en dicho potencial. Si una agencia no cree en él y trata de obtener sus honorarios por adelantado, ¿con cuanto ahínco piensa usted que defenderá los intereses de ese autor?

La decisión es suya pero, ya que me pregunta mi opinión, yo declinaría la oferta de esa agencia. Aunque, como le digo, no me ha expuesto usted todos los detalles. Si dicha agencia, a cambio de los citados 350 euros, se compromete mediante contrato por escrito a que en menos de seis meses va a ser usted publicado por el grupo Planeta, el precio si lo vale. Pero dudo mucho que ninguna agencia se comprometa a esos términos.

Un saludo,
Prometeo

21/11/06 23:10  

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